Sexualidad en la vejez

Cómo y Porqué Promover la Sexualidad en la Vejez

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Cómo y Porqué Promover la Sexualidad en la Vejez

Cuando hablamos de sexualidad en la vejez generamos dos resultados opuestos, de la misma manera que lo hacíamos cuando hablábamos de 3ª edad o mayores para evitar una palabra que pudiera herir la sensibilidad de los afectados: Todavía generaba más tabú al cambiar la palabra vejez por la nueva. Si nos damos cuenta de ello, nos daremos cuenta también que podemos generar un resultado no deseado si nos ponemos a diferenciar la sexualidad en la vejez, de cualquier otra. Cuantas más explicaciones y diferenciaciones damos sobre la sexualidad en esta etapa de la vida, más estigmatizada quedará. Y a nadie le gusta ser un plural, sino todo lo contrario: queremos que nos traten como individuos únicos, y no como un más de un colectivo.

La sexualidad en la vejez, como en cualquier otra edad, es única y diferente en cada persona de la del resto. Es evidente que hay unos cambios y factores físicos, psicológicos y sociales comunes. Como hay cambios y factores en cualquier persona, que tendrá siempre un cuerpo, estado emocional, creencias, circunstancias, etc., determinados.

Cuando nos ponemos a diferenciar la sexualidad en la vejez del resto, automáticamente estamos generando una serie de prejuicios hacia este colectivo. Es importante ser conscientes de ello.

Somos individuos que viven en unas circunstancias. Una de las circunstancias es que envejecemos y cambia nuestro cuerpo. Esta no la podemos cambiar. La buena noticia es que esta circunstancia afecta poco la sexualidad, en comparación a otros que la afectan mucho más y que sí podemos cambiar.

Podemos cambiar nuestras creencias respecto a la sexualidad en la vejez, y en lugar de creer que es diferente, ridícula, sucia, peligrosa o fea, creer que es sana, buena, bonita, segura y respetable.

Cambiando estas creencias generaremos en nosotros una actitud respetuosa y favorable, que contagiaremos los demás, incluidas las personas viejas. Este cambio sí que repercutirá muy positivamente en su sexualidad.

Cuando hablamos de sexualidad no hablamos sólo de la práctica de sexo. Hablamos de placer, atracción, relación, amor, conexión con el cuerpo, las emociones y realización personal. Se puede ser muy sexual y no practicar sexo. Promoverla es equivalente a promover la felicidad y la salud.

La sexualidad en la vejez puede ser tan o más sana y gratificante como la de cualquier otra edad. Puede ser el mejor momento para tener tiempo,  no centrarse sólo en los genitales, dejar de lado los viejos hábitos y crear otros nuevos, más centrados en la conciencia, la comunicación, el erotismo y el amor.

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