Honrar el Final de las Relaciones
Considero que honrar el final de las relaciones es una parte esencial para la ética de cualquier práctica y de la vida.
¿Cómo podemos regalar un entusiasmado Sí a otras almas y relaciones, si eso nos puede traer enredos, derechos y suposiciones que harán que las personas no puedan honrarnos y agradecer nuestro No?
Muchas personas describen relaciones íntimas como si hubieran «fracasado» porque terminan. Pero, ¿cómo podemos realmente amarnos unos a otros, si solo aceptamos y ofrecemos amor de una forma: para siempre sin fin?
Paradójicamente, si honramos y agradecemos los Nos los unos a los otros, asumimos separaciones y marcamos nuestros finales con ritos de desapego, potencialmente podemos aportar más estabilidad y permanencia a nuestra danza de conexión amorosa entre nosotros. Podemos dejar que nuestras relaciones amorosas evolucionen y cambien según lo necesiten, y aceptar la pérdida solitaria, el dolor y el alivio de dejar ir.
Como profesora de sexo e intimidad sagrada, mi trabajo y mi vocación es enamorarme de cada estudiante que viene a trabajar conmigo. Veo su alma única; reconozco su magnificencia; permito que la maravilla de quiénes son y cómo son me impacten. Para ofrecerles un entorno de seguridad lo suficientemente seguro como para que aprendan y crezcan, les recibo con mi amor incondicional y mis límites claros.
Me idealizan y yo les decepciono, y al decepcionarles, les proporciono desafíos que les ayudan a sentir su diferenciación y pulir su brillo único. Y con casi todos los estudiantes amados, hay un momento para que nuestra relación termine. Nos separamos de la red de joyas y entramos en una nueva alineación que nos sitúa en el pasado de cada uno. Donde una vez hubo una conexión apasionada, un compromiso regular y un co-aprendizaje fructífero, hay silencio, distancia y hecho.
Por lo tanto, esto es para todos los que enseñan: Darles poder a los estudiantes, y no crear discípulos y dependencias. Y así es como nos mostramos en intimidades no tan formalmente delineadas como son los maestros de cada uno. Hay dolor en cada adiós, y una apertura que da la bienvenida.
Traducido por Jordi Oller